En lo que espero a que fermente el pie de masa-a estas horas, imagínense nomás-, me sirvo dirigirles un pequeño mensaje.
Creo que en lo que va del año no me he portado tan mal. Pero, para mi mala suerte, sigo siendo la niña desidiosa y del 'orita que ustedes tan bien conocen-si no fuera por el último minuto, no haría nada-. Ya no hago berrinches, sólo cuando no me salen bien las cosas en la cocina. Y ya no peleo con mi hermano desde hace años, mucho menos a moquetes, lo cual en realidad no eran pleitos, más bien jugábamos al box, aunque terminaran las narices sangrando. No importa, no había mala uva en los guamazos, simplemente muchas películas de acción en nuestro corto haber.
Habiendo aclarado el par de puntos que siempre aparecían en mi cartita de la 'decepción del día siguiente', cuando encontraba que muy al propósito no me habían dejado algo de lo que había pedido, y tras la apología de rigor, sólo que ahora no empezó con un 'creo que me he portado bien', con lo que demuestro que por fin soy una adulta responsable de mis actos, prosigo con mis peticiones de rigor.
Para empezar, quisiera que me trajeran un gancho de amasar. No de los que se le adosan a las batidoras, que ya tengo unos, sino de los que son manuales. Porque he de decirles que luego me la veo en figurillas para amasar ciertas plastas pegosteosas que no hallo ni cómo manejar. Y, dicen los entendidos, que el mentado gancho es de gran utilidad para esos menesteres. O sea que, si quieren evitar que haga berrinches cuando no me sale la masa, está muy en sus manos el evitarlo.
Luego, quisiera una pala de panadero para sacar mis confecciones del horno. Si nunca se han metido a la cocina, no entenderán entonces lo que es estarse peleando con una pizza que se niega a salir del horno por más coacción que se le haga, y que esté en muy serio riesgo de quemarse, aunque lo que se queme no sea sólo la pizza, sino las manos de quien confecciona en el jaloneo. O estar tratando de sacar una charola plana con unas pitas que no hay que secar en exceso. A veces, las pinzas se resbalan de las manos, la charola se resbala, y desgraciadamente aterriza en un antebrazo, una mano, o de plano la pierna. Para evitar accidentes, y múltiples gruñidos cuando no alaridos de lo más altisonantes-que, les informo aunque segura estoy de que ya lo saben, he cambiado uno, no sé exactamente cuál, de mis defectos infantiles por el de soltar maldiciones a cual más coloridas, principalmente cuando suceden cosas como las anteriormente descritas-, quisiera la pala, para facilitarme las tareas en el horno y evitar que se me quemen, o los panes o mis miembros, lo cual a su vez evitaría que aflorara mi 'nuevo' y feo defecto. Nuevamente, está en sus manos hacer que me porte mejor.
Tras una pausa, para evitar un derrame tóxico-el pie estaba a punto de desbordarse, lo que hubiera dado ídem a una nueva tanda de maldiciones, nada recomendable dado el día-, prosigo. Me gustaría también una dotación de los libros publicados por los más connotados panaderos del orbe. Acá por estos lares, como dice Daniel, se carece de la cultura de hornear el pan en casa, de modo que es lastimosa la sección dedicada a panadería de cualquier librería, cuando se encuentra algo, claro está. Así que no me vendrían mal los tratados del señor Hammelman, del señor Reinhart o del señor Lepard. Aunque estén en inglés, no importa, con lo que les demuestro que solía hacer bien mi tarea de dicha materia.
Pero, está visto que este año, no serán ustedes Melchor, Gaspar y Baltazar. Más bien serán la King Arthur Flours, que son los que distribuyen dichos productos, aunque los libros y las palas pueden encontrarse en Amazon fácilmente. O sea que mi petición irá debidamente cursada, previo depósito anexo por concepto de costo del producto y gastos de envío. Many thanks in advance.
Truthfully yours,
Patricia, in Mexico City, Mexico-not Missouri-.
P.D. I never thought the Wise Men or King Arthur could be so materialistic...but I guess that is the way things are when you are thirty years old and a working girl.
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